Su objetivo es conseguir que los y las alumnas de una clase tomen conciencia de equipo, trabajen valores que están tras el aprendizaje colaborativo (solidaridad, ayuda mutua, respeto por las diferencias…) y se vayan convirtiendo en una pequeña “comunidad de aprendizaje”.

Este objetivo es difícil de lograr entre alumnado que ha vivido experiencias de subgrupos muy acentuados y enfrentados, que ha sufrido marginación y maltrato, que está acostumbrado a -y prefiere- trabajar solo, que se ha habituado a experiencias de competitividad. Es más difícil si, alrededor de ellos y ellas, hay familiares y profesorado que piensan que organizar equipos colaborativos es ir contra corriente, en una sociedad cada vez más individualista y competitiva.

Sin embargo, los equipos de aprendizaje colaborativo funcionan muy bien en clases en las que los y las alumnas, con el paso del tiempo, han logrado una buena atmósfera de clase en la que todos y todas se sienten incluidas, valoradas y respetadas, han creado lazos afectivos, están cohesionados/as.

Por ello necesitamos intervenir en este ámbito, porque la cohesión del grupo clase y un clima de aula favorable al aprendizaje es una condición necesaria, aunque no suficiente, para poder aplicar una estructura de aprendizaje colaborativo. Necesitamos intervenir con el fin de ir creando esas bases de cohesión, de relación afectiva, en las que perciban como algo normal que les propongamos que se ayuden unos/as a otros/as, que colaboren, que sean solidarios/as para que todos/as aprendan al máximo de sus posibilidades. De ir creando un clima en el que los fallos se vean como un camino positivo para el aprendizaje, y las palabras “no puedo” siempre vayan unidas al término “todavía”.

De todas formas, tampoco se debe caer en el extremo opuesto de querer preparar tanto al grupo que nunca acabemos de verlo suficientemente dispuesto a trabajar de forma colaborativa en clase. En este sentido, hemos de tener en cuenta que los tres ámbitos de intervención están relacionados y que, a medida que el grupo clase vaya acumulando pequeñas experiencias positivas de trabajo en equipos colaborativos, su cohesión como grupo irá aumentando.

Sobre este ámbito de intervención hay que incidir constantemente. La cohesión del grupo clase es un aspecto que no debe dejarse de lado nunca, dado que en cualquier momento pueden surgir problemas o dificultades que perturben el «clima» del aula y hagan necesario el restablecimiento de un clima más adecuado.

Podemos trabajar ese clima, esa atmósfera de clase…

  • Contagiándoles con el ejemplo. Los cambios empiezan en nuestra actitud de cuidado positivo y respeto.
  • Quitando el miedo a perder autoridad: el alumnado respeta más a los y las profesoras que les escuchan y respetan su opinión que a los y las que necesitan hacer uso de su poder para mantener la disciplina en el aula.
  • Hablando con nuestro alumnado sobre lo que consideran un buen clima de aula.
  • Haciendo actividades, dinámicas, que les ayuden a conocerse, a comunicarse, a respetarse, a ver que todos y todas tienen aspectos positivos, a practicar las habilidades y actitudes cooperativas:
    • Presta atención a las necesidades de cada miembro del equipo.
    • Todo el mundo contribuye.
    • Desempeña tu papel en el equipo.
    • Planifica y organiza el trabajo.
    • Nadie termina hasta que todos y todas terminen.
  • Planificando las clases para que todos y todas…
    • puedan participar activamente en el proceso de aprendizaje,
    • se hagan conscientes de que tienen habilidades, fortalezas, necesarias para el equipo y la tarea que deban realizar.

 

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